Mi tour de Navidad 2006-07 incluyó mi tercera visita a las Islas Británicas. Siempre atractivas, las ciudades de Inglaterra y Escocia preservan ese encanto histórico que no es fácil de encontrar en otras localidades del mundo. Por supuesto, me alojé en casa de mi prima Alicia en , y disfruté de buena comida en familia. Natalie y Sophie, sus hijas, estaban en también allí para las fiestas.
Natalie & Sophie
Hexham, donde vive mi prima, es una ciudad chica con vista al valle del río Tyne y que exhibe imponentes edificios medievales. El principal de ellos es la abadía de Hexham que data del año 674. El mercado de la ciudad que se lleva a cobo alrededor de la iglesia es también muy famoso porque ha sido un ícono del lugar desde hace cientos de años. Hexham está ubicada a media hora de Newcastle en el extremo norte de Inglaterra.
Una vez más, no pude resistir la tentación de hacer un viaje por un día a Edimburgo, la capital de Escocia. A menos de una hora de viaje desde la casa de mi prima, es imposible no ir cuando se está tan cerca. Disfruté de toda la magia de la Milla Real, tan típicamente "escocesa", con kilts, whisky, y grandes vidrieras con extraordinario fudge local.
Y también una vez más, estuve en York. York es una de mis ciudades favoritas, llena de encanto medieval y completamente preservada desde esos tiempos. Caminé por "The Shambles", el centro histórico, y crucé los puentes sobre el río Ouse.
En mis visitas previas al Reino Unido, siempre había querido conocer Liverpool. Sin embargo, las líneas de ferrocarril que van en sentido Este-Oeste y viceversa son pocas y no muy eficientes por lo que resulta difícil llegar a Liverpool desde Newcastle. Este año, impulsada por los comentarios de Sonia sobre sus ciudad natal (Sonia era una de las pasantes de Inglaterra viviendo conmigo en California y una orgullosa ciudadana de Liverpool), decidí que el esfuerzo valía la pena. Liverpool tiene una sorprendente cantidad de atractivos. Desde su puerto que en el pasado abrió las puertas de Gran Bretaña hacia el mundo hasta la Beatlemanía, Liverpool es una ciudad bulliciosa pero muy cultural. Su puerto sobre el río Mersey proveyó al Imperio Británico de la puerta de acceso hacia la conquista de los mares del mundo y una salida a las hordas de inmigrantes que dejaron el país hace ya muchos años, como así también la de ingreso de los que han ido llegando en busca de nuevos horizontes.
El Albert Dock (la dársena Albert) fue abierta por el príncipe Alberto (esposo de la reina Victoria) en 1846. Incluye un gran rango de bares y restaurantes de diseño y el Museo Marítimo de la Ribera del Mersey.
Pero, indudablemente, Liverpool no sería Liverpool sin los Beatles. Los Beatles parecen trascender el tema único de la música, tan metidos como están en la cultura popular y en el imaginario de más de una generación. Desde el Cavern Club donde comenzaron a tocar a principios de los años sesenta hasta toda la extensión de Matthew Street, la calle en la que se encuentra el night club, todo el barrio conocido como The Cavern está invadido por Merchandising de los Beatles y también por miles de turistas curiosos.
Me detuve en Londres por unas pocas horas al amanecer. En el tiempo de espera de conexión entre dos vuelos, me mudé del aeropuerto de Heathrow a Embankment. Las vistas a esa hora del día eran maravillosas. La rueda gigante conocida como London Eye y la plaza de Trafalgar se veían sorprendentes bajo los primeros rayos del sol y estas fotos están entre mis preferidas de todo el viaje.